Decía Stephen Covey, insistentemente, que «La proactividad nos da la libertad para poder escoger nuestra respuesta a los estímulos del medio donde hacemos vida (profesional y personal). Nos faculta para responder (responsabilidad) de acuerdo con nuestros principios y valores. En esencia, es lo que nos hace humanos y nos permite afirmar que somos los arquitectos de nuestro propio destino».
Dicho en términos más comunes ser proactivo significa tomar el control de los acontecimientos en vez de quedarse mirando cómo suceden las cosas. Desde mi perspectiva, ser proactivo es una filosofía de vida, y nos impulsa a no creer en las circunstancias para crearlas convenientemente (las circunstancias).
Es importante destacar que ser proactivo lleva su tiempo, ya que primero se debe tener claro cuáles son tus objetivos en la vida, y luego llevar a cabo las acciones que te ayuden a lograr tus metas considerando las diferentes opciones, sopesar posibles alternativas y tomar tus propias decisiones para lograr esos objetivos. Por el contrario, ser reactivo (que sería el antónimo de proactivo) te hace depender del entorno, de fuerzas ajenas a ti, algo así como de la “suerte”. Y es aquí donde mi madre diría, “La suerte es de quien la necesita, pero el éxito es de quien se lo merece”.
Para finalizar, ser proactivo significa anticiparse a los problemas, buscar nuevas soluciones, poner en la mesa un juego de nuevas ideas y dar lo mejor de ti, es ir a más sin pensar en las circunstancias. Ser reactivo, por el contrario, significa resolver los problemas cuando aparecen, no querer cambios y hacer el mínimo esfuerzo, ser reactivo es un verdadero desgaste.
Un buen momento para revisar tus ideas, tus objetivos en la vida y acciones actuales.
Hasta la próxima nota.
“El mejor momento para plantar un árbol fue hace veinte años. El segundo mejor momento es ahora”. Proverbio chino.